Autorretrato (versión 2020)

Últimamente he estado pensando en la idea de que madurar no significa ser mejor persona. Una versión más lograda, quizás. Ni mejor, ni peor. Simplemente más definida respecto a lo que uno va pensando y buscando conforme pasan los años.

Hace unos años escribí un autorretrato. Ahora, haré lo mismo sin ver la versión anterior:

Soy matemático, aunque a veces me cueste creerlo.
Cuando sonrío, achino los ojos. Y aunque parezca que no puedo ver, sí que puedo. De hecho, lo que peor llevo de la mascarilla es que los que me rodean no pueden ver mi sonrisa, que es sin duda lo que más me define.
- Me gusta el verano de 28 grados. Más es demasiado. Incómodo. Desagradable. Menos es inviable. Los paseos en La Laguna a las 22h solo son posibles si por el día hubo 28 grados. Y a veces ni eso.
- Me siento muy agradecido por tener los amigos que tengo. Siempre que lo necesito, tengo alguien que me acompaña.
- Mi profesión frustrada es la cocina. A veces también pienso que sería un peluquero fantástico... Y con esto no quiero decir que no me guste lo que hago, sino que, si no hubiera hecho matemáticas, seguramente estaría metido en alguna de esas cosas.
- Hago listas para organizarme, pero me cuesta horrores cumplirlas. También hago listas porque me gusta cómo quedan. Como esta misma, por ejemplo.
 Siento que mi forma de ser define mi ideología política, aunque a veces eso pueda contradecir el hecho de que soy un fan acérrimo de la justicia. Tal y como es. Independientemente del lado al que caiga la balanza.
Lucho cada día por actuar según mis principios. Para mí, sería un bochorno total fallar en eso. Sin embargo, contradecirme constantemente también forma parte de mí. Ojalá estuviera socialmente aceptado.
Uno de mis mayores objetivos en la actualidad es conocer Italia antes de los 25.
Estoy enamorado de Madrid. De Madrid como ciudad y de las personas que conocí allí. La experiencia fue corta, pero intensa.
- Me encanta la cerveza. Da igual cuál. Siento que hay que darles un voto de confianza a todas, porque todas tienen cabida en este ancho mundo. Lo único que pido es tomarla con alguien.
- Lo que peor llevo de la pandemia es no poder dar abrazos. Son tan liberadores…
- Me cuesta tanto medir mis palabras, que a veces peco de sincero. Es una impulsividad que me define.
-Tengo los pies anchos. Mis amigos siempre me dicen que están hinchados, pero son así. Me gustan mis pies tal y como son.
- Ahora llevo gafas. No llevo muy bien eso de tener que pagar por ver, pero no me las quito. Siento que me protegen. Y no por el tema de la vista, sino porque me quedan realmente bien.
Escribo siempre que estoy mal. Como intentando desahogarme. Unas veces lo consigo, y otras simplemente queda plasmada esa parte de mí en ese momento.
Soy inseguro: dudo constantemente a la hora de tomar decisiones, pero no siento que sea algo del todo malo. Es como una indecisión que me hace tener la mente despierta.

Soy de todo un poco. Soy un poquito de aquí y otro poquito de allá. Como una mezcla de todas las personas que me rodean, de las que cojo lo que me interesa. A mi manera. Otras cosas son mías propias. Algo así como un sello de calidad. Unas buenas y otras malas, como dije al principio. Pero eso da igual. Al final, lo importante es que soy un constante proyecto. Trabajo con el objetivo de ser eso que imagino que me gustaría ser. Una versión pulida de mi yo actual. Una especie de 'super Jonathan'. Lo curioso de esto es que no tengo nada claro cuál es esa versión definitiva. Pero supongo que de eso se trata. De ir descubriéndolo.

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