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Que qué es el amor, me pregunto.

¿Sabe lo que es el amor uno que lo ha practicado muy poco?

Eso es como cuando le preguntas a tu camello a qué sabe la marihuana, pero resulta que es alérgico al THC.

O cuando el mayor experto en enfermedades cerebrales tiene alzheimer.

O el sexólogo que va a hablar de condones a la tele es tu primo y sabes que lleva una década sin follar.

O cuando el tatuador de la esquina te dice que no duele tatuarse, pero el muy cabrón no se ha hecho uno en su vida.

O cuando le pregunto al profe de astronomía si Plutón es un planeta, y el muy golfo tiene los cojones de decirme que no. 

¿Hace falta práctica para tener la suficiente credibilidad? ¿O basta con tener bien clara la teoría?

Dicen los teóricos que, bajo la lluvia, se moja más uno cuando corre que cuando camina.¡Que ahora el tonto es el que corre! Pues fíjate tú que mucha gracia no me hace ir caminando a casa mientras me cae el palo de agua encima.

Y menos gracia me hace aún que desaparezcan los libros de papel, logro conseguido, nuevamente, por los teóricos de la lectura, que no han olido un libro viejo en su puta vida.

"La teoría y la práctica son teóricamente iguales y prácticamente distintas" - Me decía una vez una buena amiga.

Sobra teoría y falta práctica en este mundo. Falta acción. Faltan sexólogos que follen, que mi camello se drogue, que se tatúen los tatuadores (si es que queda alguno sin hacerlo) y que vaya a Plutón el hijo de puta que lo borró de la lista de planetas.

Y lo peor es que el mundo está lleno de este tipo de gente, indecentes que nos convencen de todo tipo de cosas sin haberlas practicado en su vida, ¡y es que incluso se lo creen!!


Por eso no hace falta que responda al mundo qué es el amor, porque sería muy hipócrita soltar un poemita inventado después de haber escrito todo esto. Porque ya hay practicantes que seguro lo saben explicar mejor que yo. 

Y con ellos basta.

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