Cuentan
Cuentan que, no mucho tiempo atrás,
existió una niña especial, diferente de las demás. Una jovenzuela que, con sólo
predicar su verdad a los más allegados, se corrió la voz y logró cambiar la
vida de muchos y muchas. Una visión poéticamente correcta de los hechos, del
mundo. Como buscando generar un entorno flexible y maleable. Reclamando que
volvamos a esa infancia tan esponjosa: mocosos capaces de absorber toda la información
que se les contara de una forma, ni siquiera creíble, sino convincente.
Cuentan también que esto no hubiera
sido posible sin las continuas ganas de mejorar y progresar de la sociedad. Una
sociedad capaz de aceptar los errores sin miedo al rechazo, sin miedo a perder.
Una sociedad en continuo movimiento. Una sociedad que, como la cuarta dimensión
– el tiempo -, solo mira adelante.
Contaba la muchacha que ella sólo buscaba
cambiar la forma de ver las cosas para que estas cambiaran por sí solas. Que
basta con disfrutar del orgasmo intelectual que genera la risa y entender los
tropiezos como lecciones. Que la vida es eso que pasa mientras se lee un buen
libro.
Ojalá fuera una historia basada en
hechos reales…
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