Por las veces que ni empiezo las cosas que nunca acabo.

Siempre he pensado que lo mejor del sexo son los abrazos del final... Escupen fuera todas las sensaciones y el cariño que sientes hacia esa persona y, por esos minutos, tu cuerpo, lleno de oxitocina, denota felicidad por todos los rincones del mismo. Ese momento en que se confiesan las mentiras y la relajación es tanta que olvidamos nuestro alrededor y solo nos concentramos en ese momento, por incómodo o innecesario que sea...
Y eso es justo lo que necesito, esos abrazos que parecen  post-coito, pero que en realidad son una muestra de cariño inmensa e inigualable. De esos que parecen eternos...

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